viernes, 26 de febrero de 2010

Hoy


La mina del lápiz se acababa y las palabras cada vez más se deformaban. El molesto ruido amenazador del reloj, que reposaba sobre lo alto de la pared horizontal de donde me situaba, que indicaba como siempre, que el tiempo aún corría y no había forma de detener lo hecho. El tibio fuego, que salía de la chimenea, calentaba el ambiente y el silencio eterno que abrigaba, de mala manera, mi corazón.. eran protagonistas de esa noche extraña. Recuerdos que se transformaban en pesadillas y nuevamente aparecían torturándome sin dejarme respirar profundamente. Canciones que alguna vez fueron escritas para mi, sus letras que inspiradas alegraban mi vivir. Ahora nada de eso queda.
Al fin. Ahora, pude revivir y acechar los miedos que no me dejaban convivir en armonía y en paz. Sé lo que haré, creo estar convencido conmigo mismo.

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